Una de las técnicas de cifrado que más protagonismo está recibiendo últimamente es la Función Hash. Este tipo de funciones son algoritmos matemáticos capaces de crear salidas alfanuméricas que representan un resumen de la información que se les ha dado, o lo que es lo mismo, son capaces de encriptar información obteniendo una ristra de números y letras que representan el archivo encriptado, con las que podrán transmitir ese contenido informativo digitalmente.
En nuestro entorno legal, una de las instituciones donde está presente la Función Hash es precisamente el Registro Mercantil, y concretamente, en la legalización telemática de libros mercantiles. Cuando legalizamos los libros y adjuntamos archivos pdf que contienen información, que debe ser esa información y no otra la que tiene que ser legalizada, y por ende, no puede ser alterada, el Registro aplica funciones Hash a nuestros archivos para encriptar esa información y poder legalizar telemáticamente nuestros libros. Ello permite cerciorarse de que son los archivos digitales que hemos subido nosotros, que contienen un código CSV y no otros, los que han sido legalizados.
En este contexto, cuando tratamos de operar en marcos digitales modernos, sustituyendo el papel que tradicionalmente ha cubierto las necesidades de los humanos por la intervención de ordenadores, el papel de los códigos criptográficos juega un rol fundamental al asegurar que un archivo no haya sido modificado en una transmisión, que no puedan descifrarse contraseñas, la posibilidad de firmar un documento digitalmente o, simplemente, reducir el tamaño del archivo mediante su encriptación.
Pero, ¿por qué es importante la criptografía y, concretamente, la Función Hash en el entorno de los Smart Contracts?
Con el surgir de la tecnología Blockchain, la encriptación de archivos digitales cobra más importancia que nunca en la historia de la criptografía digital. Representa un abanico enorme de posibilidades en el marco de los contratos inteligentes, o Smart Contracts, que son contratos programados en lenguaje informático que se auto ejecutan ellos mismos, pues esta funcionalidad permite que cualquier activo digital pueda estar representado por elementos de intercambio virtuales, los llamados tokens, y permite que dichos elementos puedan ser objeto de negociación y/o transmisión a través de los participantes de un Smart Contract.
Cuando operamos con tecnología Blockchain, los elementos que son transmitidos deben estar encriptados, pues el registro que realiza la propia Blockchain donde estemos operando de todas las transmisiones que se llevan a cabo así lo exige.
Según afirmó el jurista Nick Szabo en 1997, el primer Smart Contract que surgió fue el que regulaba la compraventa en máquinas de vending. Es un contrato reconocido en nuestra jurisdicción ya que concurren en él los tres elementos necesarios para ello: consentimiento, objeto y causa, y únicamente requería la participación de una persona (en el momento de introducir la moneda en la máquina). El resto de acciones las realizaba una máquina de forma autónoma.
El proceso para poder intercambiar un activo a través de un Smart Contract sería el siguiente:
- Primero se ha de poder transformar el activo en soporte digital. Por ejemplo, si queremos transmitir huevos, lo primero que tenemos que hacer es crear una archivo digital que represente el valor económico que queremos establecer para el activo en cuestión.
- El segundo paso sería hashear el archivo digital, de manera que tendríamos un código hash que representaría, de forma encriptada, el valor total del activo que pretendemos transmitir.
- El último paso sería tokenizar el activo de manera que pueda ser representado y transmitido a través de tokens en un entorno Blockchain.
De esta manera es como se opera con Smart Contracts, unas herramientas que combinan aspectos legales esenciales que reúnen elementos propios de la teoría del contrato social, y aspectos de programación informática de más absoluta vanguardia, como es la tecnología Blockchain, que están experimentando un auge actual y que prometen crear sinergias entre sus participantes generando numerosas ventajas en un futuro no muy lejano.
Alejandro Cayuela
Alejandro Cayuela es Abogado del Área Jurídico-Mecantil de QualityConta. Es Graduado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid